Culto de Harpócrates
por Dante García Berlanga
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Mis vecinos hacen ruido.
Un monje budista sería feliz bajo cualquier condición pero yo no porque no soy consciente de mí mismo, del mundo y de los demás.
Quisiera hacer algo por el mundo. El mundo debería ser más silencioso, sin ruido general, sólo ruido individual para quien lo desee.
Tengo la impresión de que muchas personas entienden el ruido como música de mala calidad y se quejan del género de la música en vez de quejarse del ruido en esencia.
Tengo la impresión de que muchas personas no consideran ruido su propia música. «Esta música es estúpida, la mía no». Ese razonamiento es suficiente para que hagan ruido. Incluido tú.
Tengo la impresión de que toda la gente (incluido tú) no piensa nunca en la posibilidad de estar haciendo absolutamente todo mal sin darse cuenta de ello.
Mi estómago se siente como el cadáver de alguien a quien le han malinterpretado las palabras.
Hacer ruido es como cargar bolsas de basura y vaciarlas en el piso.
Hacer ruido es como llevar un salero a la cocina de un restaurante y arruinar con sal toda la comida.
Hacer ruido es como entrar a un elevador repleto y empujar a la gente.
Hacer ruido es como formarse en una fila y encender un cigarro.
Si los vecinos fueran mis amigos no estaría molesto con ellos porque los comprendería. Tomaríamos turnos; escucharían música ellos y después yo.
Las paredes no son muy gruesas, se escuchan susurros. Escucho todo.
Si los vecinos fueran mis amigos serían más considerados conmigo. Les habría hecho saber que hacer ruido es egoísta, hace sentir solitaria a la gente.
El ruido del internet es particular, ocurre en la mente de un individuo, se puede organizar.
El ruido de los vecinos es plural, ocurre en el ambiente, no se puede hacer nada al respecto.
Vivir como un monje budista es cambiar uno mismo, adaptarse al mundo. Es estar hecho de agua.
Escribir es desear influir en el mundo, es adaptar el mundo a uno. Es querer hacer magia.
Escribir es una acción.
La única forma en que la escritura no se convierte en una acción o un intento de adaptar el mundo a uno mismo es quemándola.
Mi nombre es Héctor Parsa.
ii
«Héctor quiere hablar»
«Héctor quiere decir algo»
esas frases me hieren
porque significan que hay ruido
y el ruido me ha aislado
yo mismo me he aislado
por levantar la mano
por esperar mi turno
por necio y obstinado
por no jugar el juego de todos
por escucharlos
nadie dice nada de todas formas
escucho todo
nadie dice nada
y lo dicen tan fuerte
los yuppies
disfrazados de hippies
en los jardines
fuman en pipa
tosen
y se atragantan
con el mayor ruido posible
corren a clase
hablan a gritos
enfrascados en sí mismos
escuchándose
hacer ruido
es sentirse escuchado
por los demás
no hacer ruido
es escuchar a los demás
y a uno mismo
me llaman introvertido
encerrado en mí mismo
y yo soy el que está afuera
el que los escucha.